FUNDADOR DE THE PERFECT SON

"An earthy luxury, appreciating simplicity"

JOSE JIMENEZ FUNDADOR DE THE PERFECT SON, QUERIA CREAR UN PROYECTO QUE AUNARAN MODA, SENTIMIENTO Y EMOCIONES, UNA MARCA QUE SE DIFERENCIARA DE LAS DEMAS POR EL AMOR AL DETALLE Y LA PASION

Jose Jiménez nace una noche de verano (21 de julio de 1968) marcado tanto por el lugar como por los genes. En efecto, Elda es un pueblo reputado por su calidad en lo que a fabricación de calzado de mujer se refiere. Su padre, zapatero, y su madre, modista, aportarán a su sangre el amor por el trabajo bien hecho y el gusto.

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Su infancia transcurre entre sus padres y sus tres hermanos, mecido en verano por el Mediterráneo y por el campo durante los fines de semana.

De sus días junto al mar llevará siempre consigo su luz, su olor, su profundidad, la pasión por las sensaciones y la búsqueda de nuevos mundos, más allá del horizonte.

Del campo retendrá las valiosas lecciones aprendidas junto a su padre. Los mejores frutos vienen siempre del trabajo hecho con amor y esmero.

“Trabajé en muchas compañías diferentes toda mi vida, más de low cost y menos, todas tienen algo en común, el control total del diseño, la calidad y la fabricación se vuelve imposible. todo va demasiado rápido, no tienes tiempo para pensar, tienes que poner cosas nuevas en la tienda cada semana. La ropa interior siempre me fascinó y pensé que la mujer tenía esa ropa interior especial de "alta costura" para cada momento, lo que la hacía sentir especial, mientras que el hombre no la tenía, decidí hacer algo diferente "

@josejimenezmerino

La historia

Semejante dicha se vio truncada una aciaga noche de Reyes. A los diez años perdió a su padre. A partir de entonces los días en el campo nunca volvieron a ser iguales. Como en un cuento de hadas, la madre repartió los objetos personales del fallecido entre los hermanos, a modo de herencia espiritual: el anillo para el mayor, la cadena para la chica, el reloj para el pequeño y para José, la medalla al trabajo que había recibido de su empresa su progenitor.

Siguieron años difíciles, de crisis interna y rebeldía, pero nunca dejó de creer en su corazón.  Creció, y con él, su amor por el mundo de la moda, a la que se dedicaría en cuerpo y alma durante 25 años de trayectoria profesional.

Un buen día, 30 años después de la muerte de su padre reencontró la olvidada medalla, que dormía en un cajón olvidado… Fue entonces cuando se percató del auténtico significado de aquel objeto. Un objeto que encarnaba el legado familiar más preciado: la autenticidad.

Y así, frente al mar de todos sus veranos, volvieron a su mente las frases que le habían marcado la pauta a seguir: “Lucha por lo que quieres sin dejar de ser tú mismo.” Se dio cuenta de que no se esperaba de él que fuera el hijo perfecto, solo él mismo, y feliz.  Inesperada y repentinamente, percibió que la perfección está donde uno no se lo espera.

Porque la perfección está en lo inesperado.